Este tema en el libro es un tanto repetitivo, se menciona más de una vez las diferencias entre poder y derecho, legitimidad y legalidad, etc. Pero aun así, tratare de dar mi mayor esfuerzo por explicar el tema de la mejor forma posible.
La relación entre “Poder y Derecho”, fue abordada por Guillermo Ferrero en su libro “Pouvoir” (1994). Quien baso sus conclusiones en gran medida, de la teoría de la “fórmula política” de Gaetano Mosca, quien menciona que en todos los países, llegados a un nivel medio de cultura, la clase política justifica su poder apoyándolo en una creencia o sentimiento generalmente aceptados en aquella época y en aquel pueblo. En otras palabras cuando un país crece u avanza (se vuelve más desarrollado), el gobernante requiere de más que herramientas para mantener el poder, debe simpatizar con los ideales del pueblo.
Con forme un pueblo se civiliza, el poseer instrumentos de poder se vuelve insuficiente, es necesario haberlos adquirido observando ciertas reglas y principios, que confieren el derecho universalmente conferido de gobernar.
Según Ferrero los principios de legitimidad tienen la función de transformar una relación de fuerza en una de derecho. Es decir que por ejemplo un grupo de bandidos puede tomar el poder de un pueblo por la fuerza, y no será ni legitimo, ni legal, pues ninguna ley le conferido el derecho de gobernar, ni mucho menos el pueblo, pero si por otro lado alguien gobierna con la simpatía del pueblo y apoyo, aunque su poder no sea legal, será legitimo.
El poder y el derecho son las 2 nociones fundamentales de la filosofía política y jurídica, dos caras de la misma moneda; existiendo debido a esto un contraste entre escritores políticos y juristas, sobre cuál esta en el frente de la moneda y cual al reverso. Algunos creen que la política es de mayor importancia que lo jurídico y viceversa; sin embargo la realidad es que el poder sin derecho es ciego, y el derecho sin poder queda vacio, ¿por qué?, simplemente porque un soberano que solo posee poder, pierde de vista las necesidades para el beneficio de su gente y su país, lo cual puede ocasionar que ignore los indicios de que su reinado está a punto de colapsar, un ejemplo muy claro y actual de esto es la situación ocurrida recientemente en Egipto y la caída del gobierno de Muraback; y por otro lado, el derecho por si solo es solo algo mecánico, frío, estricto, no posee pasión y por ende cumple sin excepción sus reglas, dejando de lado la empatía o circunstancias especiales; de esta manera, resulta obvio que la teoría política no puede dejar de lado el nulo poder independiente de los “principios de legitimidad”, las razones que lo convierten en un poder legitimo; así como la teoría jurídica no puede dejar de considerar el sistema normativo en conjunto, como una serie de normas una a otra vinculadas según un cierto principio de orden, independientemente del aparato de la fuerza predispuesto para su actuación.
Max Webber y Hans Kelsen llegaron a la conclusión de que el poder político tiene la necesidad de ser regulado para volverse legítimo, y el poder de hecho por su parte tiene la necesidad de la fuerza para volverse efectivo. Es decir que el poder político necesita de normas, reglas, etc., que defiendan al pueblo y le hagan contar con su simpatía para así poder ser legitimo; y por obvias razones el poder de hecho requiere de la fuerza, porque esta le da lo necesario para actuar, en el caso de México, Calderón ha emprendido una guerra contra el Narco-trafico, pero requiere del armamento, los soldados, dinero, etc., (la fuerza) para seguir con ella.
Según la tradición del pensamiento político-jurídico, el poder es más legitimo entre más efectivo sea, y paralelamente la efectividad viene introducida para probar, explicar y justificar la legitimidad del poder.
En cuanto a esto, por un lado Jean Bodin nos dice que para ser soberano el poder no solo debe ser absoluto, sino que también debe ser perpetuo y no limitarse. Y por otro según John Austin, un poder es legítimo solo en cuanto es también efectivo.
Volviendo a Kelsen, este aprecia que el problema crucial de toda teoría de positivista del derecho, es el descubrimiento de un criterio que permita distinguir un ordenamiento jurídico de una banda de pillos, el mandato del legislador de la intimidación del bandido.
Hobbes, fue el primer escritor político que sostuvo que la obligación política hacia el soberano se disuelve no solo por el abuso de poder sino también por efecto de poder.
En las sociedades más avanzadas, se advierte el peligro del “demasiado poco”, que se manifiesta en la incapacidad del gobierno para satisfacer las crecientes expectativas que nacen de la sociedad en cuanto es más libre y económicamente desarrollada. Algo en lo que naciones como España, Estados Unidos e Inglaterra, están cayendo, pues en años recientes sus gobiernos se han visto incapaces de cumplir con las expectativas de una sociedad tan cambiante como la suya.
Se recure a noción de legitimidad para justificar el poder, pues solo la justificación hace del poder de mandar un derecho y de la obediencia un deber, es decir transforma una relación de mera fuerza en una relación jurídica. Evita que en cierta forma que haya una tiranía y a la vez rebeliones, el que manda lo hace respaldado por las leyes, que a la vez demanda y protegen al ciudadano.
La legitimidad se refiere al título del poder, la legalidad al ejercicio. Cuando se exige que el poder sea legítimo se pide que quien lo posea lo ejerza conforme a las reglas.
Para el soberano la legitimidad es lo que fundamenta su derecho y la legalidad lo que establece su deber. En cambio para el súbdito es al revés, la legitimidad fundamenta su deber de obedecer y la legalidad es la que garantiza su derecho a no ser oprimido.
El recursos a los principios de legitimidad sirve para dar una justificación a la existencia de los gobernantes y de los gobernados, la utilización del principio de legalidad sirve para distinguir el buen gobierno del mal gobierno.
Un buen legislador no es solo quien respeta las leyes que él mismo dio. El buen gobierno es el de quien gobierna con base en las leyes
Tradicionalmente el problema entre poder y derecho, del nivel de titulo justo y ejercicio correcto de poder; se concibe en un poder legitimo que no respeta la legalidad y un poder respetuoso de legalidad no legitimo.